jueves, 2 de diciembre de 2021

La filosofía de Aristóteles: contexto histórico y filosófico





1. Marco histórico y filosófico de la filosofía aristotélica

En la primera mitad del siglo IV a.C., hubo tres ciudades que se disputaron la hegemonía en el mundo helénico: Esparta, Tebas y AtenasAtenas había quedado maltrecha tras su derrota frente a Esparta y nunca llegó a restablecer del todo su pasado esplendor. Sin embargo, fue recuperándose poco a poco hasta recobrar el dominio del mar y del comercio marítimo. Además, consiguió mantener una constitución democrática que duró varios siglos.

Hacia el año 360 a. C., Macedonia –un amplio territorio al norte del mar Egeo que era un reino bien unido y fuerte– alcanzó una posición predominante en Grecia. Filipo II había subido al trono de Macedonia en el año 356 a. C. Aprovechó la falta de acuerdo entre las polis griegas para imponer su dominio sobre ellas con la intención de lograr la unidad entre los griegos y vencer a los persas. Atenas y otras polis declararon la guerra a Macedonia, pero fueron derrotadas en Queronea (338 a. C.) y sometidas a una paz bajo duras condiciones. En 336 a.C. Filipo fue asesinado mientras preparaba la guerra contra los persas; le sucedió en el trono su hijo Alejandro Magno (356-323 a. C.).

Filipo II encargó la educación del joven Alejandro a Aristóteles, quien marchó en 343 a. C. a la corte real en la ciudad de Pella para desempeñar esta tarea. Es posible que Aristóteles aprobara la idea de Filipo de unir las polis griegas para poder dominar a los persas. Sin embargo, el joven Alejandro tuvo una visión mucho más ambiciosa que su padre y proyectó crear un imperio que, en la práctica, las hacía desparecer. Con sus conquistas, Alejandro extendió la cultura helénica y fundó Alejandría, que pasó a ser la nueva capital de todas las manifestaciones culturales, a excepción de la filosofía, cuyo centro se mantuvo en Atenas. Todo parece indicar que Alejandro aprendió de su maestro la importancia de virtudes como la sabiduría, la magnanimidad, la amistad y la justicia.

Para Aristóteles, la mejor organización política seguía siendo la polis, aunque no pudo poner en práctica sus teorías en los largos periodos en que vivió en Atenas, ya que era extranjero (meteco) y no podía participar en sus instituciones democráticas. Esto, en parte, explica que un Estado más amplio como Macedonia estuviera mejor preparado para afrontar esos gastos y sometiera a las polis.

Las condiciones sociopolíticas hicieron que los políticos y los filósofos se propusieran revitalizar las ciudades-estado mediante un nuevo enfoque en la educación de sus ciudadanos. Por un lado, surgieron escuelas que intentaban mantener la herencia sofística, como la de Isócrates (436-338 a. C.) en Atenas. En ella, la enseñanza giraba en torno a la retórica, con la esperanza de formar individuos selectos que fuesen capaces de controlar la Asamblea de los ciudadanos y, de esta manera, la elección de los estrategas que gobernarían la polis. 

Por otro lado, se desarrollaron escuelas de raíz socrática que fundamentaban sus enseñanzas más en la reflexión filosófica que en la praxis política cotidiana; entre ellas destacaron la Academia platónica, el Liceo fundado por Aristóteles y las escuelas cínica y cirenaica, conocida como escuelas socráticas menores.


Influencias recibidas y repercusión posterior

Es indudable que la principal influencia sobre el pensamiento de Aristóteles fue PlatónSin embargo, es necesario recordar en primer lugar cómo el de Estagira tuvo presentes en sus reflexiones los argumentos y principios de los filósofos presocráticos. De hecho, Aristóteles consideró que su filosofía era una síntesis y superación del pensamiento anterior.

Así, al describir la causalidad y sus tipos, por ejemplo, advirtió que los primeros filósofos habían identificado únicamente la causa material en sus análisis del arjé y que la causa formal no había sido conjeturada hasta Platón, quien la situó en las formas o ideas.

Confrontó también su noción análoga de ser con el concepto unívoco de Parménidesrespecto a Heráclito, rechazó que la realidad fuese un mero fluir sin término.

Aristóteles, tal y como había aprendido en la Academia, defendió la existencia de elementos que trascienden lo material. Sin embargo, a diferencia de Platón, consideró innecesario suponer la existencia de dos mundos.

El pensamiento aristotélico repercutió, en primer lugar, entre los alumnos de la escuela peripatética. Teofrasto (372-287 a. C.), quien le sucedió al frente del Liceo, defendió las doctrinas de Aristóteles. Posteriormente, Alejandro de Afrodisia, que dirigió el Liceo entre los años 198 y 211 d.C., realizó una interpretación de su pensamiento que sostenía la divinidad del intelecto; estas doctrinas fueron recogidas, a través de la filosofía árabe, por la filosofía escolástica tardomedieval.

Sin embargo, el pensamiento aristotélico quedó relegado a un segundo plano tanto en la filosofía helenística como en el primer pensamiento cristiano; ambos se inclinaron por la filosofía platónica. Además, las escasas ideas aristotélicas que lograron perdurar no quedaron libres de interpretaciones platónicas. Los escritos de Aristóteles, a excepción de sus tratados de lógica (vigentes prácticamente hasta nuestros días), cayeron en el olvido.

En el mundo árabe, Avicena (980-1037) y Averroes (1126-1198), entre otros, promovieron su estudio y comentario. A través de los autores árabes, las doctrinas aristotélicas influyeron en la escolástica del siglo XIII. En la universidad de París surgió una corriente denominada averroísmo latino que defendió una interpretación del aristotelismo poco compatible con la fe y la teología cristianas.

Tomás de Aquino (1225-1274) se enfrentó al averroísmo, pero utilizó la filosofía aristotélica para explicar racionalmente el mundo en armonía con la fe. Adoptó, no sin matices, numerosos planteamientos aristotélicos (el hilemorfismo, la analogía del ser, etc.). También se sirvió el de Aquino de los conceptos aristotélicos de bien, de fin y de su doctrina sobre la virtud.

El interés por la lógica, la gnoseología y la física aristotélicas recobró fuerza en los siglos XV y XVI, debido al éxodo de intelectuales que huían desde Bizancio hacia Occidente – especialmente hacia Italia– por la presión de los turcos.

La filosofía moderna, a partir de Descartes (1596-1650), se apartó del realismo aristotélico. El empirismo y Kant (1724-1804) tuvieron parcialmente en cuenta su pensamiento, pero hasta el siglo XIX –con el resurgir del tomismo y de filósofos como Franz Brentano (1838-1917)– no reapareció el pensamiento aristotélico.

Ya en el siglo XX, el pensamiento de Aristóteles se ha dejado sentir en muchos intelectuales. Entre ellos, cabe destacar a algunos filósofos anglosajones como Alasdair MacIntyre (1929), quien propone una ética de virtudes frente a propuestas de corte racionalista o nietzscheano.

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