martes, 14 de septiembre de 2021

El origen de la Filosofía. Los Presocráticos






«Lo que salta claramente a la vista en la figura humana de estos primeros filósofos […] es su peculiar actitud espiritual: su consagración incondicional al conocimiento, al estudio y la profundización del ser por sí mismo. Esta actitud pareció a los griegos posteriores, y aun a los contemporáneos, algo completamente paradójico, pero suscitó, al mismo tiempo, su más alta admiración. La sosegada indiferencia de aquellos investigadores por las cosas que parecían importantes al resto de los hombres, como el dinero, el honor, e incluso la casa y la familia; su aparente ceguera para sus propios intereses y su indiferencia ante las emociones de la plaza pública, dieron lugar a las conocidas anécdotas relativas a la actitud espiritual de aquellos pensadores que, recogidas especialmente por la Academia platónica y por la escuela peripatética, fueron puestas como ejemplo y modelo del bíos teoreticós, considerado por Platón como la verdadera praxis de los filósofos. En estas anécdotas, el filósofo es el gran extravagante, algo misterioso, pero digno de estima, que se levanta por encima de la sociedad de los hombres, o se separa deliberadamente de ella para consagrarse a sus estudios. Es ingenuo como un niño, torpe y poco práctico, y existe fuera de las condiciones del espacio y el tiempo. El sabio Tales, abstraído por la observación de algún fenómeno celeste, cae en un pozo, y su criada, natural de Tracia, se burla de él porque quiere saber las cosas del cielo y no ve lo que hay bajo sus pies. Pitágoras, al serle preguntado por qué vive, responde: “Para considerar el cielo y las estrellas”. Anaxágoras, acusado de no cuidar de su familia ni de su patria, señala con la mano hacia el cielo y dice: “Allí está mi patria”.»

 (W. Jaeger, Paideia: los ideales de la cultura griega, FCE, México, 1957, pág. 153)


ÍNDICE:

1. CONTEXTO HISTÓRICO, GEOGRÁFICO Y CULTURAL

2, LOS FILÓSOFOS DE MILETO: TALES, ANAXIMANDRO Y ANAXÍMENES

3. LOS PITAGÓRICOS

4. HERÁCLITO

5. PARMÉNIDES

6. LOS PLURALISTAS: EMPÉDOCLES Y ANAXÁGORAS

7. LOS ATOMISTAS



1. CONTEXTO HISTÓRICO, GEOGRÁFICO Y CULTURAL

La filosofía tiene su comienzo histórico y geográfico entre finales del siglo VII y principios del siglo VI a. C., en una ciudad griega llamada Mileto, situada en la costa de Asia Menor, frente al mar Egeo. Pero, ¿por qué nace en Grecia?


Antigua Grecia


Una primera respuesta a esta cuestión es de carácter político y social. Hubo momentos en que las ciudades o polis griegas gozaron de la suficiente estabilidad política y económica para permitir la existencia de sabios que pudiesen dedicar tiempo a cultivar la ciencia y la sabiduría.

A la estabilidad sociopolítica hay que añadir el interés de los griegos por la educación y la  participación en la vida política, lo que indudablemente hizo que se preocuparan de cultivar el pensamiento y el saber. Por último, puede afirmarse que mostraron una gran confianza en la capacidad de la razón para conocer el mundo, y consideraron lo real como algo accesible para ella.


¿Y por qué surge el saber filosófico precisamente en Mileto? Porque los jonios, presionados por las invasiones de los pueblos dorios hacia el siglo XII a. C., se vieron obligados a desplazarse a las costas de Asia Menor. Con el paso del tiempo, las ciudades de Mileto, Éfeso o Samos alcanzaron un gran esplendor político y cultural. Por eso, en el siglo VI a.C. existía un clima que permitió el nacimiento de la filosofía en ellas.

Sin embargo, en el siglo siguiente, y debido a las invasiones de los persas, muchos de los hombres sabios, como es el caso de Pitágoras, se desplazaron hacia el sur de Italia y Siciliadonde continuaron cultivando la filosofía.

Cuando se señala que el inicio de la filosofía en Grecia se caracterizó por el paso del mito al logos, se quiere decir que las respuestas basadas en relatos protagonizados por personajes sobrenaturales fueron dejando paso a otras fundadas en la razón. Este paso no fue brusco o repentino, sino un proceso lento, pues los primeros filósofos mezclaron sus explicaciones racionales con elementos mitológicos.


La filosofía griega empezó a alcanzar su plenitud a partir de Sócrates en la Atenas del siglo V a. C. Pero hasta llegar ahí se sucedieron un conjunto de pensadores que, por ser anteriores a él, reciben el nombre de presocráticos.

Estos pensadores centraron su interés en el problema cosmológico, es decir, en el origen y la naturaleza de la realidad material que nos rodea. Lo interesante no está en la variedad de respuestas que ofrecen, sino en su actitud de mirar al mundo, no detenerse en lo inmediato y proponer una explicación racional, más allá de los mitos o narraciones difundidas hasta el momento.


2, LOS FILÓSOFOS DE MILETO: TALES, ANAXIMANDRO Y ANAXÍMENES

Tales fue uno de los siete sabios de Grecia. Vivió entre los siglos VII y VI a. C., como el resto de los filósofos de Mileto. Aristóteles nos dice que fue el primer filósofo que investigó sobre la physis y el arjé de las cosas. 

El término physis significa «naturaleza» y hace referencia a la esencia de algo, aquello  que permanece en la cosa a pesar de los cambios que pueda sufrir. El arjé es principio posibilitador de esa esencia.

Tales pensó que el arjé o primer principio de todo es el agua. Pero ¿por qué llegó a esta conclusión? Aristóteles señala que Tales fue de esta opinión porque observó que los alimentos son húmedos y que las semillas, que es de donde las cosas nacen, tienen una naturaleza húmeda.

Anaximandro pensaba que el principio de todo, el arjé, no podía ser algo tan concreto como el agua, sino que tenía que ser un principio material indeterminado e ilimitado. 

Anaximandro utilizó el término griego ápeiron para referirse a este principio y el concepto de separación de los contrarios para explicarlo. La primera pareja de contrarios que se disgregó del ápeiron fue la de lo frío y lo caliente, a partir de la cual procederían todos los demás opuestos y elementos materiales.

Anaxímenes fue discípulo de Anaximandro y el último de los filósofos de Mileto. Vivió entre los años 560 y 528 a. C. Aunque creyó, como su maestro, que el arjé era infinito, sin embargo lo situó en el aire, que es un elemento material determinado. 


3. LOS PITAGÓRICOS

En realidad, más que una escuela filosófica, los pitagóricos eran una especie de secta religiosa que vivía en comunidad, con un régimen muy riguroso. Consagraban su vida, sobre todo, al estudio y desarrollo de las matemáticas y la filosofía, que era la forma de lograr la purificación del alma.

Los pitagóricos centraron su atención en la cosmología aunque, a diferencia de los presocráticos, situaron el arjé en los números. El número par representa lo infinito o ilimitado, porque resulta infinitamente divisible, mientras que el número impar viene a ser lo finito o limitado, ya que no se puede dividir. Todas las cosas materiales están hechas de números, que a su vez están hechos de esta pareja de contrarios.

Los pitagóricos creían en la inmortalidad del alma y en las reencarnaciones. Según su doctrina, el alma solo se puede desligar completamente del cuerpo con la muerte, pero lo más probable es que se reencarne en otro cuerpo si no se encuentra totalmente purificada. 


4. HERÁCLITO

La experiencia del movimiento llevó a este sabio a entender que la realidad última, o su primer principio, no puede ser algo estático, como parecían defender los filósofos que le precedieron, sino que se encuentra en algo dinámico, en el mismo fluir o devenir que nos muestran los sentidos.

La esencia, la physis, de las cosas consiste en no estar acabadas y, por tanto, en ir haciéndose sin detenerse nunca. 

En continuidad con los milesios, Heráclito también señaló un arjé o principio de las cosas, que sitúa en el fuego. No es extraño que eligiera este elemento como principio de todo, ya que representa magníficamente el movimiento, puesto que el fuego todo lo destruye y lo transforma.


5. PARMÉNIDES

A Parménides le corresponde el mérito de ser el primer filósofo de la historia que se ocupó del concepto de ser como algo único y eterno.

Deduce que los sentidos intentan engañarnos, porque nos presentan la apariencia de que hay muchos seres y de que están en continua mutación. Solo mediante la razón podemos librarnos de las apariencias sensibles y descubrir el único ser que hay detrás de ellas. No es posible el cambio. El cambio es poder ser y poder ser es lo mismo que no ser.


6. LOS PLURALISTAS: EMPÉDOCLES Y ANAXÁGORAS

Los pensadores estudiados hasta ahora suelen ser llamados monistas, ya que señalaron un solo arjé o principio del que surgen todas las cosas.

En oposición a los monistas, durante el siglo V a. C. surgieron otros filósofos, a los que se denomina pluralistas, porque creyeron superar esa contradicción afirmando que hay varios arjés, o principios de las cosas.

Empédocles trató de dar solución a las posturas aparentemente irreconciliables de quienes, como Heráclito, defendían la realidad de la multiplicidad y el cambio, y quienes, como Parménides, afirmaban que la realidad es una y nada cambia. Propuso la existencia de varios arjés, que situó en cuatro elementos a los que llamó «raíces de todas las cosas»: tierra, agua, aire y fuego.

Anaxágoras: todo está hecho por la mezcla de innumerables entidades ilimitadamente pequeñas, invisibles y cualitativamente diferentes entre sí, a las que llama semillas o gérmenes –spérmata en griego–. Con ellas se explica la enorme variedad de cosas que encontramos en la realidad, porque todas las semillas están en todo, pero siempre hay alguna que predomina en la composición de cada cosa: en el pelo prevalecerá la semilla de pelo, en la carne, la de carne, y así con todas las cosas.


7. LOS ATOMISTAS

Los atomistas coincidieron con Empédocles y Anaxágoras en que el origen de todo debía encontrarse en una pluralidad de entidades, pero pensaron que dichas entidades debían ser todas cualitativamente iguales entre sí.

Llamaron a estos principios átomos y los imaginaron como partículas indivisibles

También juzgaron que eran invisibles y solo se diferenciaban entre sí por sus aspectos cuantitativos, es decir, por su figura, tamaño, orden y posición en el espacio.

Para explicar el movimiento y la multiplicidad de las cosas, acudieron al concepto de vacío. El movimiento es posible gracias a que los átomos pueden desplazarse en el vacío.






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