Filosofía y religión
Es probable que pienses que filosofía y religión no tienen nada que ver entre sí. La imagen común de la religión no parece fácilmente compatible con un pensamiento crítico, radical, interrogador.
Acaso puedan compartir el intento de ofrecer un punto de vista completo de toda la realidad: la religión es también una forma de interpretar el universo e incluye una ética y una toma de posición en el terreno político. A este respecto, la religión trata de ofrecer respuestas a muchas de las preguntas filosóficas.
No obstante, esto no debe llevarnos a equivocación: filosofía y religión son esencialmente distintas y conviene situarnos muy bien para no confundirlas.
Divergencias entre religión y filosofía
Si filosofía y religión mantienen importantes diferencias es, en primer lugar, porque sus presupuestos son también muy distintos: la religión no es sólo una mirada sobre la realidad, ni tampoco una forma de estar en el mundo (recordemos el texto de Cicerón) sino que pone al hombre en relación con algo o alguien distinto de la realidad material en que vive.
Poseidón |
La religión, a este respecto, es mucho más que una disciplina o un modo de conocimiento: aspira a ser una experiencia personal que transforme al individuo, orientando su vida y su actuar en función de “lo totalmente otro” (Horkheimer), la trascendencia, lo sagrado o la divinidad.
Esa experiencia personal se manifiesta y cristaliza en un conjunto de creencias, autoridades, ritos, oraciones y tradiciones. Si bien la filosofía puede en algunos casos constituirse como una experiencia personal, no caben esas “prácticas sociales filosóficas”, por denominarlas de algún modo. Con otras palabras: no hay creencias filosóficas “obligatorias”, ni rituales filosóficos, ni una jerarquía filosófica cuyas ideas deban ser respetadas.
Segunda diferencia: la relación con el dogma y la revelación. Dentro de la religión hay un núcleo elemental de dogmas o creencias básicas que no pueden ser puestas en duda o negadas, pues en ese caso se dejaría de pertenecer a esa religión.
Además, todas las religiones suelen incluir entre sus fuentes de conocimiento la revelación: sea un texto sagrado o una persona con especiales capacidades para comunicarse con la divinidad, aparece una fuente de conocimiento que no está basada en la experiencia empírica, ni tampoco en la razón humana.
Para dar la interpretación correcta de estos textos suele haber un conjunto de especialistas o exégetas (“interpretadores”) que ofrecen las claves imprescindible para la comprensión.
Frente a esto, la filosofía no admite dogmas o creencias indudables, sino que precisamente suele husmear entre ellas. Además, no hay textos sagrados o revelados: el saber filosófico de los más grandes filósofos es discutido y criticado, tanto por especialistas como por aquellos que no lo son.
Estas diferencias se han concretado en la historia de la filosofía en diversos autores que han mantenido una actitud crítica respecto a la religión.
Marx, Nietzsche y Freud (conocidos como los “maestros de la sospecha”) han formulado tres críticas bien distintas, que están en la base del ateísmo contemporáneo.
Karl Marx |
-La relación de la religión con el poder político y económico.
-Su rechazo por representar una negación de la vida.
-Su origen exclusivamente humano como respuesta al miedo a la muerte.
"Pero lo que es característico del fenómeno religioso, es el hecho de que siempre supone una división bipartita del universo conocido y cognoscible en dos géneros que comprenden todo cuanto existe, pero que se excluyen mutuamente. Las cosas sagradas son aquellas protegidas y aisladas por las prohibiciones; las cosas profanas, aquéllas a las que se aplican las prohibiciones y que deben permanecer a distancia de las primeras. Las creencias religiosas son representaciones que expresan la naturaleza de las cosas sagradas y las relaciones que mantiene, sea unas con otras, sea con las cosas profanas. Por último, los ritos son reglas de conducta que prescriben cómo debe comportarse el hombre con las cosas sagradas."
Émile Durkheim: Las formas elementales de la vida religiosa.
Cuestiones:
-¿Qué define la religión?
-¿Tu religión se amolda a esta definición?
- Pon algunos ejemplos de ritos
Encuentros entre filosofía y religión
La relación entre filosofía y religión no se agota en la tensión y la separación. Ha habido diversos momentos en los que filosofía y religión han colaborado mutuamente, por lo que también existen puntos de contacto.
El primero de ellos es esencial para entender el desarrollo del cristianismo en la civilización occidental: en el siglo IV los primero teólogos cristianos se ven en la necesidad de construir un fundamento teórico para sus creencias, con la doble finalidad de homogeneizar la doctrina y defenderla de las múltiples herejías propias de un tiempo en el que no estaba muy claro en qué había que creer. Es en este siglo cuando Agustín de Hipona aprovecha muchas de las ideas de la filosofía griega (particularmente de Platón) para desarrollar la teología cristiana, lo que le ha valido el título de “padre de la Iglesia”.
Por ello la teología cristiana está impregnada de filosofía desde sus propios inicios. El encuentro entre filosofía y religión es inevitable si nos paramos a pensar en el tipo de preguntas que abordan cada una de ellas. La pregunta por el sentido de la vida no sólo puede responderse desde la filosofía, sino también desde la religión.
Lo mismo ocurre con otras preguntas a las que todos, de una forma u otra, estamos obligados a responder: ¿Existe Dios? ¿Es posible pensar en una vida más allá de la muerte? ¿Cómo debemos actuar? Preguntas y temas que la filosofía no puede eludir y no debe considerar superadas, pues allá donde falte el enfoque racional y crítico inherente a la filosofía se deja terreno libre para la manipulación del fanatismo y la ausencia de diálogo al respecto.
Ejemplos filosóficos de este diálogo fructífero podemos encontrarlos en grandes filósofos medievales, como Agustín de Hipona, Averroes o Tomás de Aquino.
Sin embargo, también en el último siglo ha habido autores que han desarrollado su pensamiento desde las claves humanistas del cristianismo. Así, cabría destacar el personalismo de Gabriel Marcel (el hombre no tiene un cuerpo, sino que es cuerpo en el sentido de que este forma parte de su ser y de su esencia. Su filosofía de la existencia tiene que ver también con una aceptación del carácter misterioso que posee. El ser humano trasciende del yo hacia la instancia suprema, pero también un trascender hacia los demás yoes y un trascender hacia el propio cuerpo).
También podría citarse a autores como H. Küng o R. Panikkar que en nuestros días han estudiado a fondo la relación entre filosofía y religión y la posibilidad de diálogo entre diversas religiones y civilizaciones.
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